Somos más valientes por otros que por nosotros mismos
El fin de semana estuve en Olmué en la casa de campo junto a buenos amigos, fue un gran fin de semana. Una de las parejas fue con sus hijos, Victoria de 4 años y Cristobal de 2. Victoria era muy alegre y entusiasta, pero le tenía miedo a los "Bichitos", como les decía ella. Si veía un -bichito- en el patio, podía correr en círculos un buen rato gritando -Bichito! Bichito! y su hermanito seguirla, gritando también, sin entender mucho que pasó. Junto a mi novia estábamos en las escaleras de la piscina e invitamos a Victoria a meterse al agua en la zona menos profunda. Ella no quería por que habían algunos -bichitos-. Mi novia se acercó cariñosamente y le dijo: Yo te voy a enseñar a alejar a los bichitos. Y así empezó la canción: Fuera bichito fuera! Fuera bichito fuera! mientras empujaban juntas gentilmente el agua, apartando los bichitos de la orilla. Fue muy lindo ver a Victoria (y a mi novia) armarse de Valentía y enfrentar su miedo a los bichitos. Lo paradójico de esta historia es que mi novia le tiene terror a las arañas y varios otros insectos en la categoría de "bichito", y que de haberlos visto, sin Victoria, hubiese corrido con el mismo entusiasmo, aunque sin gritar Bichito Bichito. ¿No es curioso cómo a veces encontramos la fuerza para ayudar a otros a superar sus miedos y desafíos, incluso antes que a nosotros mismos? Aquí yace la razón por la que la vida en comunidad es tan valiosa y sinérgica. Estamos dispuestos a cruzar nuestros límites y fronteras mentales por ayudar a otros, ir más allá por un mejor mundo y doblar la mano a nuestro miedo por vernos o sentirnos fuertes, si estamos ayudando e inspirando a otras personas. Historias de superación de nuestros padres, abuelos, inmigrantes, etc.. quienes muchas veces hicieron frente al miedo, dolor y la humillación por darle lo mejor a sus hijos. La forma de utilizar este motor de valentía en tu interior es entender que enfrentar tus propios miedos SIEMPRE tendrá un impacto en otros, sobretodo a la hora de pensar cuál es tu siguiente gran paso para llegar más lejos, más rápido y con más power. Te dejo un hermoso poema que puede ilustrar esto mejor que yo: Nuestro miedo más profundo no es el de ser poca cosa. Nuestro miedo más profundo es el de ser poderosos sin medida. Es nuestra luz, no nuestra oscuridad lo que más nos asusta. Jugar a tu peor juego no le sirve al mundo. No hay nada iluminado en disminuirse de manera que la gente a tu alrededor no se sienta insegura. Nacemos todos para brillar, tal y como lo hacen los niños. No está sola en algunos de nosotros, sino que en todos y cada uno. Y cuando permitimos a nuestra propia luz brillar en su máximo esplendor, inconscientemente permitimos a otros hacer lo mismo. Al liberarnos de nuestros propios miedos, nuestra presencia automáticamente libera a otros.” Jorge de SpeakerCoach